lunes, 27 de agosto de 2007

Salida de las noticias

Las casas eran pequeñas, de dos pisos y tres metros de fachada. Una, otra y otra en largas calles de muros compartidos parecidas a las de la villa Alianza, donde viví hasta poco antes de egresar, salvo en las ventanas que eran chicas como ratoneras. Ventanas más parecidas a rendijas de buzón, de tostador de pan por las que los tiras se metían a modo de auto-payaso. La cuarta puerta de la cuadra, la del Vásquez, tuvieron que sacarla con reja y todo. Pensé que si alguien salía por esa no iba a llegar muy lejos.

La ventaja era que teníamos lleno de colegas de esquina a esquina. Desventaja: tras la hilera de casas una cancha se extendía por varios metros. No era un problema sino que un lugar común, tras cada población siempre un peladero se ensanchaba como ayudando a la huida. Difícilmente entre las protecciones de las ventanas alguien se escapaba, pero cuando eso pasaba era uno menos que acarrear.

- Está en el baño – Me avisaron al entrar.

- Sí – dije –. Sí. – Y continué el camino derecho escaleras arriba. La casa era corta: en dos pasos ya estaba frente a la puerta.

Toqué varias veces recorriendo la habitación de dos por cuatro que constituía el segundo piso, ahora llena de detectives. Abra la puerta Rosita, y nada. Sobre el velador una caja de zapatos nuevos, los primeros que el Vásquez le daba a su señora en siete años. Eso, según lo que dijo después en el retén, porque “la desgraciada cobarde” estaba yendo a estudiar peluquería y se sentía orgulloso. Estaba picado porque se había ido sin decirle nada. A él ya lo habían sacado, pero de ella nada, ni siquiera una chuchada loca.

Por la rendija pude ver que estaba encerrada con llave y, metiendo el ojo por no sé dónde, comencé por ver la punta de sus dedos, las manos, los brazos, la cabeza y medio cuerpo incrustado en la ventana de 35 centímetros de ancho del baño. Sus ojos acuosos se fijaron en el mío. Aún a través de la puerta podíamos vernos de alguna forma, con miradas entre su rostro transfigurado de dolor y mi ojo rojo.

- ¿Y cómo hizo para quedarse así atascada, Rosita?

- Metí las piernas primero y así nomás, ya está hecho: me quedé adentro.

Dijo, como si fuera lo más natural del mundo. No fue su puchero lo que me dio más lástima, sino que su actitud de mansedumbre ante la propuesta de echar la puerta abajo o traerle un equipo de rescate. Ante la noticia de que el Vásquez ya estaba en la patrulla comenzó a llorar quedo, casi sin gesticular. Sus codos y cabeza comenzaron a golpear los marcos de la ventana decididos. Se me cayó un zapato, dijo. Ahí se me apareció la idea.

- Deje de patalear ¿me oye? ¿Acaso quiere matarse? apoye las rodillas en el muro y tírese hacia fuera, así mismo, como si se estuviera sentando… ¡No tan rápido, se va a romper una costilla! Déle, así, si estira los brazos y se encoge de hombros pasa más fácil. Déjese de llorar, así no le cunde nada. Cuélguese de los brazos. Tírese. Si logra sacarse de ahí y caer nadie la va a molestar ¿oyó? Váyase ya, rapidito. Yo no la conozco y usted no me conoce a mí.

Los dedos, apretando con los nudillos blancos el marco de la ventana, se soltaron de un solo chasquido sin golpe seco al final de la caída. No sacaba nada con asomarme, era tan tarde que no habría visto nada. Para cuando salimos por la puerta del frente el único ruido que se oía en la cancha era el de los perros que ladraban.

4 comentarios:

Stavka41 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Stavka41 dijo...

Interessante. Apenas pude ler a primeira postagem. Adicionei o blog à minha lista de favoritos. Volto mais tarde. Fiquei a ler por alto as demais postagens. Trata-se mais de literatura, correto? Fiquei confuso com teus marcadores. Cometi um pequeno engano. Agora, novamente, o comentário.

Cristóbal H dijo...

Oye, Carito te estás superando...Me gustó, porque me mantuvo expectante todo el tiempo, es tan rica la forma en que relatas...

Soy tu fan #1!

Saludos, nos vemos pronto.

Miss Rydia dijo...

Admiro muchísimo tu capacidad de escribir cosas tan cortas y que funcionen tan bien. Una que está en sequía creativa hace meses: te quiero mucho, Carito.